Conducir con lluvia implica aumentar las medidas de precaución y también la atención en carretera. Si ya de por sí el vehículo debe estar en óptimas condiciones para conducir, en caso de pavimento mojado y lluvia, con más razón. Recomendaciones básicas como moderar la velocidad, aumentar la distancia con el coche de adelante (para con el tiempo y espacio necesarios para frenar y realizar maniobras), son algunas de las pautas a la hora de conducir con lluvia. Pero no únicamente, ya que el estado de los neumáticos en condiciones de lluvia también es de vital importancia.
Cuando el asfalto está mojado tras haber llovido, el neumático reduce a la mitad su adherencia, debido a que el agua hace que el suelo esté más resbaladizo. Para poder circular con total tranquilidad, es importante contar con unos neumáticos que se adapten a la perfección a estas condiciones, pero sabiendo también que tanto amortiguadores, limpiaparabrisas y pastillas de freno están a la altura.
-Cuando llueve, las condiciones cambian.
Para saber sin los neumáticos de un coche están en situación de asegurar una buena conducción con lluvia, hay que poner atención tanto en las gomas como en la profundidad del dibujo que rodea la rueda. Por sutiles que sean estos ligeros surcos, son fundamentales porque son los encargados de evacuar y mejorar la adherencia al asfalto de la carretera. Sin ellos, no se puede garantizar la fuerza del frenado ni la dirección que toma el vehículo al pisar el freno. Para saber si el neumático está muy desgastado, se ha fijado una profundidad mínima legal de 1,6 milímetros, en caso de que baje de esa cifra, se debe proceder al cambio de los mismos. En caso de circular con unos neumáticos en caso de lluvia que estén muy desgastados, se corre el serio peligro de sufrir un aquaplaning y perder el control del coche al frenar.
Además de todas las medidas citadas, también la velocidad juega un papel importante a la hora de exponer recomendaciones para conducir con unos neumáticos en situaciones de lluvia. A mayor velocidad, menor tiempo de reacción en caso de que el vehículo se descontrole al pasar por un charco de agua y pierdan adherencia al suelo. A pesar de que pueda parecer que es muy raro que un coche sufra un aquaplaning, no es en la ciudad donde se corre peligro: suelen ser tramos que están alejados de núcleos urbanos, donde puede haber un desnivel o depresión donde se acumula excesiva agua, o en una curva con caída hacia uno de los lados. Si a estas irregularidades del terreno, sumamos la velocidad, la combinación puede ser muy desfavorable.