Tengas o no coche propio, seguramente viste (o tuviste que) cambiar un neumático debido a un pinchazo o porque simplemente ya le tocaba reemplazo. Ciertamente, sea cual sea la situación hemos tenido que vernos de frente con los tornillos de las llantas. Y por las buenas o las malas, hemos tenido que lidiar con estos pequeños. Ahora, ¿Cuál es la importancia de estos tornillos y por qué me conviene evaluar su estado de vez en cuando?
Pues cuando cambiamos un neumático, puede que no estemos en las mejores condiciones. Algunas veces tocará en medio de una carretera solitaria o cuando anochezca. El caso es que siempre nos conviene tenerlos en óptimas condiciones para salir rápido del embrollo.
¿Por qué es necesario revisar los tornillos de vez en cuando?
Estas piezas están sometidas a grandes requerimientos mecánicos. La torsión causada por la rosca, junto a la flexión que sienten debido al movimiento vertical del vehículo comprometen el estado de estos tornillos en el tiempo. Más aún, la cabeza del tornillo (donde colocamos la llave para enroscarlos) suele aislarse si no se utiliza el tamaño de llave correcto. Por ende, es necesario asegurar que calcen perfectamente. Esto permitirá tanto salvaguardar el tornillo como realizar el trabajo de forma más fácil.
¿Cuáles son los fallos más comunes?
Generalmente, podemos definir dos fallos principales en los tornillos:
- El tornillo está aislado o rodado. Lo que mencionamos anteriormente al utilizar un tamaño de llave incorrecto o una herramienta que no sea la indicada (llave de cruz).
- Las grietas que puedan surgir debido a la concentración de esfuerzos en puntos críticos de los tornillos representan la mayor parte de los fallos después del aislamiento. El punto clave donde ocurren estas grietas es en la unión entre la cabeza y el cuello del tornillo (justo donde comienza todo el cuerpo con las roscas). Esta área es la más delicada de la pieza y es donde surgirá la grieta si existe alguna.
- En muy raros casos ocurre que el tornillo se adhiera fuertemente a la “hembra”. En estos casos siempre se presenta el miedo de “quebrarlo” dentro y perder el tornillo.
¿Puedo solventar estos fallos?
Claro, existen varias opciones en caso que se quede guindado el tornillo en tu coche.
Si se rompió dentro de la hembra, lo primero que debes hacer es desmontar la rueda y constatar que queda bastante longitud para que puedas meter dos tuercas, es posible que haciendo contratuerca puedas sacarlo. Si no te queda suficiente, con un macho de rosca inversa saldrá. Si este último método falla, debes ir a un taller. Allí, soldarán una barra al cuello del tornillo y procederán a extraerlo.
En caso de que el tornillo esté muy adherido, puedes realizar más palanca con la llave de cruz utilizando un tubo. Esto aumentará el torque e incrementará la fuerza que siente el tornillo. Si aún no gira, te recomendamos utilizar Fórmula Mecánica para extraerlo de forma óptima.
Pese a no ser problemas muy complicados, lo mejor es prevenirlos. Por esto, ten en cuenta que debes revisar estas piezas mínimo una vez cada dos años y asegurar que estén en buenas condiciones.